Todavía recuerdo mi tiempo en el ejército suizo, cuando el sargento nos despertó a los reclutas con su silbato cuando todavía estaba oscuro afuera. Con ojos somnolientos entramos en fila en el baño y metimos la cabeza bajo agua fría para despertarnos.

Actualmente, en el este de Caprivi Strip, en Namibia, nos despiertan antes del amanecer. Pero no de un sargento descontento, sino de un maravilloso concierto de pájaros. Comienza con gracia y tranquilidad y aumenta hasta un crescendo en un cuarto de hora. Luego ambos nos tumbamos despiertos sobre nuestros sacos de dormir y escuchamos el concierto que nos traen los amigos emplumados. Cantan tan bien que los perdonamos si, una hora después, cuando estamos sentados a la mesa del desayuno, recogen la fruta en nuestro muesli. ¡Todo tiene su precio!

PS. Desafortunadamente, no podemos cargar la pista de audio del teléfono inteligente como un enlace en esta página. Pero tal vez Brigitta encuentre una solución más tarde …