El 1 de noviembre de 2024 nos despedimos de Richard en el campamento Maabwe, donde nos relajamos durante tres días. Los días y las noches en el lago Kariba serán inolvidables, al igual que los conciertos de aves temprano en la mañana. (¡Pero no tiene sentido nadar en el lago Kariba, porque está lleno de hipopótamos y cocodrilos!)
Condujimos por Hwange, una fea ciudad que vive de la minería del carbón. Treinta kilómetros más al norte tomamos la pista que se dirige al oeste y a la frontera con Botsuana. Esta ruta pasa por el famoso Parque Nacional Hwange. Por eso no es de extrañar que jirafas, kudus, elands, impalas y cebras se cruzaran en nuestro camino. Sin embargo, sólo vimos excrementos de elefantes. (¡Sin mencionar las dos saddle-billed cigüeñas y goliath garzas que se posaban junto a las piscinas!)
Los trámites fronterizos en Pandamatenga, donde cambiamos Zimbabue por Botsuana, se completaron en poco tiempo. En un cuarto de hora teníamos todos los sellos de entrada y salida, ya lo hemos experimentado antes. A las 15:30 recibimos a Franz, un antiguo cazador de caza mayor, del albergue Touch of Africa, donde ya habíamos pasado la noche el año pasado. ¡Había mucho de qué hablar mientras tomamos un gin tonic en el bar!
A la mañana siguiente salimos temprano vía Nata, donde hicimos algunas compras. Luego nos dirigimos hacia Maun y a primera hora de la tarde llegamos al albergue Planet Baobab, donde acampamos por primera vez hace más de veinte años. El nombre es apropiado porque el albergue está rodeado por docenas de hermosos baobabs. Ahora estamos sentados junto a la piscina después de enjuagarnos el polvo del cuerpo en la ducha…
PS: Si quieres saber más sobre este albergue, lee aquí.