Ya era hora de que los cuatro hermanos volviéramos a vernos. Todos estamos ahora en una edad en la que ya no es un hecho que podamos encontrarnos.

También había un lugar agradable y céntrico para la reunión: la casa de mi hermano y su esposa. Otros también viven bien; ¿Pero desde dónde se puede ver el Mittelland y los Alpes suizos? ¿Y delante de qué casa hay un imponente tilo de más de doscientos años, bajo cuyas extensas ramas uno puede sentarse a cenar? Era el lugar perfecto para recordar la infancia y otras cosas.

Una excelente comida, servida por un reconocido proveedor de catering, y deliciosos vinos coronaron este día. ¿Hubo algo más? Por supuesto: ¡los puros finos!

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