El 2 de diciembre de 2020 dejamos Swakopmund, la costa y la niebla. Después de un tranquilo viaje de 240 kilómetros, llegamos a Omaruru. Aquí estuvimos dos noches en el campamento Río Omaruru y conocimos mejor este lindo pueblo y sus habitantes.

Dos días después nos dirigimos hacia el norte hasta Anderson Gate, que es la puerta de entrada al Parque Nacional Etosha. «¿Tiene una reserva?» preguntó el amistoso guardaparque en la entrada. No, no teníamos reserva sin la cual normalmente nada funciona en esta época del año. Pero tampoco los necesitábamos, porque el Parque Nacional de Etosha está ahora, a principios de diciembre de 2020, tan vacío como lo estaba el aeropuerto de Zúrich un mes antes cuando despegamos.

De camino a Okaukuejo, nuestro primer campamento en el parque, hicimos un desvío a un pozo de agua. Era a primera hora de la tarde, época en la que los animales tienden a hacer siestas. ¡Pero un par de jirafas y cebras prefirieron saludarnos!

PS. El pozo de agua de Okaukuejo, que se ilumina por la noche, atrae a muchos animales. El 4 de diciembre de 2020, cuando estuvimos allí, también doce rinocerontes negros durante el mismo tiempo. ¡Un espectáculo inolvidable!