
Better be prepared!
Con nuestras suculentas a bordo nos dirigimos a Nieuwoudtville. (¡Tenemos problemas para pronunciar estos nombres en afrikáans, lo que aumenta la diversión de los lugareños!) Desde Nieuwoudtville tomamos un desvío hacia una cascada. Siempre soy escéptico porque si vienes de un valle en Suiza donde puedes ver cascadas desde la ventana de la cocina, entonces ese no es un objetivo tentador para mí. Brigitta, sin embargo, se puso en marcha y no quedó demasiado decepcionada. Ciertamente no hay Rhin, ni Trümmelbach y ciertamente no hay Salto Ángel; pero estamos aquí en una región seca en Sudáfrica.
Tomamos nuestro siguiente descanso en Travelers Rest, un restaurante que conocíamos del año pasado. Y como entonces, comimos bien, bebimos una cerveza fría y Brigitta compró tres kilos de té Rooibos, que tiene mucha vitamina C, pero nada cafeína. (¡Por eso no necesitábamos la vacuna Covid!) Equipados así, condujimos unos kilómetros hasta un campamento en medio de rocas, donde nos encontramos con un hombre única llamada Marius. Pero esa es otra historia…
A la mañana siguiente fuimos por Wupperthal (que realmente existe aquí) hacia el Eselbank-Pass. (Paso del burro-banco) No sabíamos qué esperar. Y eso fue algo bueno. Durante la siguiente hora y media subimos a paso de paso por un sendero de burros hasta una altitud de más de 1.000 metros, pasando algunos burros pastando. ¡Qué esplendor de flores por todos lados! ¡Y qué vista! ¡Simplemente fantástico!
PS: Si quieres saber más sobre este pase, lee aquí.